Aunque suenen como diagnósticos médicos, muchos de los llamados “síndromes” que enfrentan las mujeres en entornos laborales son formas de nombrar patrones conductuales y emocionales provocados por estructuras de poder desiguales, estereotipos de género y culturas laborales que no promueven la equidad. Reconocer estos síndromes no es patologizar, sino abrir la puerta a conversaciones urgentes sobre el bienestar, el liderazgo y el desarrollo de talento femenino.
Según una encuesta realizada por KPMG en 2020, el 75% de las mujeres ejecutivas han experimentado el síndrome del impostor en algún momento de sus carreras profesionales. Un sentimiento persistente de no ser lo suficientemente buena, de “haber llegado por suerte” o de “estar engañando a todos”. Este fenómeno no aparece en el vacío. En culturas corporativas dominadas por modelos masculinos de liderazgo, y con una baja representación femenina en altos cargos, las mujeres tienden a cuestionar su valor, incluso cuando sus resultados lo avalan.
Este síndrome describe a mujeres en cargos altos que, en vez de apoyar a otras mujeres, tienden a distanciarse o incluso a bloquearlas. Aunque muchas veces se interpreta como falta de sororidad, lo cierto es que es una respuesta adaptativa a entornos laborales hostiles o hipercompetitivos. ¿Por qué ocurre? Porque históricamente las mujeres que llegaron “arriba” lo hicieron sorteando obstáculos, muchas veces aisladas o sin redes de apoyo. Algunas interiorizan la idea de que “si yo lo logré sola, las demás también deben hacerlo”.
Este síndrome aparece cuando las mujeres se sienten presionadas a ser excelentes en todos los frentes: la profesional exitosa, la madre presente, la pareja ideal, la hija atenta, la amiga disponible. La carga mental y emocional que implica sostener todos esos roles, muchas veces sin reconocimiento ni corresponsabilidad, termina generando estrés crónico, burnout o incluso decisiones de salida del mundo laboral.
En WoomUp creemos que las mentorías son una de las herramientas más potentes para contrarrestar estos síndromes. ¿Por qué? Porque entregan modelos, validación, orientación y comunidad. Y porque permiten construir entornos más humanos y equitativos desde adentro. Si las organizaciones quieren atraer, retener y desarrollar talento diverso, necesitan entender que el bienestar no es un “extra”, sino una estrategia de negocio. Identificar estos síndromes es un primer paso. Transformar la cultura laboral, el verdadero desafío.
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